Elisa Molina | Por más que en la noche la luna*




QUIZÁS PENSABA


…el soliloquio obsesivo, el aforismo.
En otro plano, la avanzada del agua:
contra el azul del cielo, la leve
nube gris que asoma en el cuadro y pasa.
Los ojos que la miran habrán también envejecido
como los de todas las chicas de la isla,
más tenues que el aroma del aire,
figura y móvil luz en el dialecto
que nos resulta extraño pero dice:

para mí el soplo del Céfiro, todavía



ALMEJA 


Vestigio mineral que puede
evocar un flujo anterior
a todas las palabras, cada
vez que se perla con el agua.




EFECTOS DE LA LUZ 


Atravesamos el cordón de las sierras chicas
por el camino de curvas. Llovía.
Atravesamos la gran nube y ella a nosotros.
Vimos las plantas más verdes y un vaho inmóvil
como si fuese la primera mañana de la tierra.

El otro valle estaba seco. Almorzamos
hasta con buen vino y escuchamos el concierto
para “tripa, charango y serpiente” en la capilla
del pueblo. Café en el bar, amigos, regreso.

A contraluz, el lado oeste de los cerros, 
envueltos todavía en la tormenta, era
la imagen de un sueño que funde plomo
en el corazón o nítido mensaje expuesto.




CAMINO A LA PALOMA 


Oigo el canturreo ensimismado
roto, como todo, por el tiempo:
“A los árboles altos los mueve el viento”.




ABSTRACTO 


Raíces como nervios en el agua 
de un alto sauce viejo.

Él dice que su olor
lo huele a la distancia.

Piensa y ve la silueta de un recuerdo.
Es la infancia en bloque:

una sandía el sol
y el olor de las raíces.

La película del pasado cubre
el agua. Ya no ve

lo que se ve y escucha
otro viento entre las hojas.




ALGO SIN MÍ


Algo sin mí pasa en esta pieza
iluminada a pleno: la alfombra 
está; la cama, el cuadrado negro
con su evasivo lunar claro
colgando en la pared 
y uno con la boca semi abierta
y otro que abandona sus maniobras
de rescate… 
Queda solo un aire vibrando
entre laxas cuerditas lilas 
un rato, y abandona al quieto
que ahora es una cifra
desconcertante.
    Porque no es el de ayer,
no es ni siquiera parecido
al que vio salir la luna llena
a fin de Agosto cual si viera
al Espíritu Santo
subiendo por el cielo,
y después del inicial asombro,
como retenerla era imposible,
la dejó pasar y se decía
pasa sin mí,
quizá no sea para tanto.




REMANDO 


Te veré otra vez cuando vuelva el verano
y reme en la roja luz de la mañana,
en la blanca luz del mediodía y
atrás quede la casa, y los árboles atrás.



*  Adelanto del libro Por más que en la noche la luna que ha lanzado la editorial Alción de Córdoba. 


ELISA MOLINA, nació en Córdoba, el 18 de junio de 1961. Licenciada y Profesora en Letras Modernas (UNC); Magister en Literaturas y Culturas Comparadas (UNC). Se desempeña en tareas de docencia y escritura. Ha publicado dos libros de poesía: Escrito en el Agua (2003) y En la lengua de tu padre (2012) y Por más que en la noche la luna (2016). Ha traducido Homage to Sextus Propertius y H. S. Mawberly de Ezra Pound en colaboración con María Calviño, con quien también co-editó las plaquetas La poesía traducida (seis números, Córdoba, 1985/86). También ha traducido del inglés poemas de Wallace Stevens, Carol Anne Duffy, Don Paterson y Kathleen Jamie.  Asimismo es autora de estudios críticos y reseñas sobre la obra poética de poetas argentinos (Rodolfo Godino, Ricardo Molinari, César Cantoni, Santiago Kovadloff, Eduardo D´Ànna, Juan Carlos Moisés, Diego Muzzio, Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, Alberto Girri, Alejandro Nicotra, Circe Maia, Roberto Malatesta, etc. Sus trabajos han aparecido en diversas revistas del país y del extranjero. Entre ellas, cabe señalar Revista Fénix - poesía y crítica, Hablar de Poesía, Variaciones Borges y  Señales de la nueva poesía argentina (Gijón, 2004).  Desde el 2015 edita un blog de poesía, traducción y comentarios, “Segunda Voz” (http://segunda-voz.blogspot.com.ar).