De: Lo abstracto y lo concreto (1973) SÍMBOLOS Un extranjero recorre las calles de una ciudad desconocida. El misterio se encierra en los extraños laberintos. Los hombres pasan unos junto a otros, sólo los viejos conocidos se saludan con las ceremonias de costumbre. Nos entendemos pobremente, apenas delineamos los contornos del gesto articulando símbolos heroicos para superar el desamparo. MEDIOCRIDAD La natural mediocridad a todos nos concierne, nos acompaña en las extrañas actitudes c…
LUZBÉLLICA [1984-1991] GUERRA Te he escrito un poema de desvelos El pobre aguanta frío porque duerme desnudo en la recámara de mi fusil Cerca de Ayagualo, diciembre de 1988 TRAIDOR Serás el mayordomo de los cementerios el cancerbero de los grandes festines emperador de la tierra baldía la única rosa en el jardín del oprobio las mujeres te amarán en silencio tus amigos se cortarán las manos tu madre sólo recordará tus juegos infantiles pero jamás podrás trepar a un conacaste en tus manos las sogas s…
ESTE AMOR, EL OTRO (1975) Cuando tú me tocas, por ejemplo no veo constelaciones, y en mis sueños, cuando tus manos buscan mi espalda y mis cabellos, es imposible saber si sueñas con un ratón o con Alicia en el país de las maravillas. Tú me repites frases que me abochornarían a luz del día, nunca me has escrito cartas a las cuatro de la madrugada desde aeropuertos extraños o la plataforma de un tranvía. Cuando hacemos el amor, fingimos que la emoción es justa. Hoy he estado regando tus plantas mientr…
De: Poemas de Esquina Paradise (2008) 1 Bofetada de luciérnaga para la sed del trino ciñe tus pasos árbol sin lechuza piedra Prometeo en los ramales de tu sombra donde gorrión profundo pisa laberintos. Un naufragio quijote en el gozne te ofreciera Ulises un naufragio sin nave si bien timbre del crepúsculo clava pájaro inverso a un mismo entrepatio de la noche. 2 Delfín alargándose en el cielo del muro lleva Knosos pintado en la mente del otro que interpreta la danza …
Ruiseñor comí de tu carne y me hice adicto al insomnio que ella contagia, por el cual yo ya tenía una afición extraña Oigo venir tu canto mudo aún anudando la noche y el deseo de verte Y no duermo jamás, sólo las horas que muerdo el pan de preso y bebo el agua de su Leteo en el tazón de fierro Quieren que sobreviva a esta locura y responda a tu canto con mi grito por eso duermo poco y muero mucho ruiseñor, escuchándote "ave parlera la que fue niña muda". Me parece la celda no más la emanació…
De: La Ruta Sagrada ¡CUÁNTA SORDERA! Cuánta sordera. Cuánto cable anudado. Cuánto ojo ciego y cuánto mirar a ninguna parte. Cuánta ANESTESIA. ¿Estallará el polvorín de emociones que nos haga ver CUÁNTO? ¿Estallará en pechos, bocas, vientres, ojos y conductos? No. Simplemente se romperá el espejo donde nos miramos para ver nuestros rostros verdaderos. De: Verbo Ungido MUJER EN BLANCO Y NEGRO 1 Me sorprende tu silueta recortada Entre las otras figuras que te enmarcan Un ondulante gri…
ANTORCHAS A LA SELVA La inteligencia se nos vuelve garra y llega a borbotar ácido digestivo utilizado en pruebas externas Laminados, aprendemos a sobrevolar el panorama y lanzarnos sobre cualquier presa a la vista como halcones tenaces golosos, hasta despedazarla en nombre del arte y después sus harapos al sol De tal aprendizaje se trata nuestro presente hambre Temas obras personajes un hecho cualquiera ofrecible una escena cualquiera ofrendable Y otros escapan revelandosé bajo nuestro pico para satisfacción plena d…
N o hay vidas suficientes para contemplar un solo instante. Sentir es infinito. L a piel está debajo de la imagen, la vida más adentro. D ó n d e dejar el grito sin que se asfixie el aire, sin que se caiga el día muerto de los ojos. Maldigo esta injusticia interminable, esta desigualdad cruel tan legislada que corta los tendones de los sueños y pudre la esperanza en carne viva. Todo el horror inmenso del suplicio destila en oro que deja a salvo y rico al asesino, en este infier…
ODISEA Hoy ríen las flores de la noche. Perseguidas caen deslumbradas en el centro de tu pecho. Espina por espina se plantó su simiente, y en mitad de la frente un pensamiento, rubor y abrazo interminable que no se agota en ciclos al empezar a renacer un nuevo hombre. Silencio no se oyó sino rumores del aire, de su estertor vahídos, carne que se resiente al doblegar la piel dañada labios. Ahora meditas dentro del escalofrío el final de tu odisea. Tu sudor es mío. No lo apartes pues como agua llena las charcas …
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